Todos en esta vida pasan por situaciones diferentes. No puedes esperar que la vida de los demás sea como la tuya, ni la tuya como la de los demás. Cada quien tiene sus propias lecciones y experiencias que tiene que vivir. Sin embargo, esto no quiere decir que seas ajeno a las emociones de los demás.
Tipos de empatía:
Empatía afectiva – La comprensión de las emociones de la otra persona y responder de forma adecuada. Es decir, sentirte preocupad@ por la situación de la otra persona y procurar ser un apoyo en la medida de lo posible.
Empatía somática – La habilidad de tener algún tipo de reacción física ante lo que la otra persona siente. Es decir, puede ser que alguien enfrente de ti tenga una sensación de vergüenza, por lo que tu podrías comenzar a ponerte rojo o sentir un hueco o presión en el estómago.
Empatía cognitiva – Cuando puedes realmente comprender el estado mental de alguien y ponerte en su lugar.
Tu cerebro forma parte esencial de la empatía.
De acuerdo con la neurociencia, tu cerebro es parte fundamental de este proceso. Cuando eres una persona empática, se activan diferentes partes del mismo, tales como la corteza cingular anterior y la ínsula anterior.
La investigación sugiere que hay componentes neurobiológicos importantes en la experiencia de la empatía. La activación de las neuronas espejo en el cerebro juega un papel en la capacidad de reflejar e imitar las respuestas emocionales que las personas sentirían si estuvieran en situaciones similares.
Sus beneficios:
La empatía permite que las personas construyan conexiones sociales con los demás. Empatizar con los demás te ayuda a aprender a regular tus propias emociones, promueve comportamientos de ayuda, te ayudará a colaborar mucho mejor con tus colegas. Detente un momento y piensa en la otra persona.
En un mundo donde todo se vive a prisa, vamos y actuamos como robots, puede resultar difícil tratar de conectar con los demás. Sin embargo, deberíamos entender que a fin de cuentas las otras personas también tienen algo para ti, algo que enseñarte o simplemente algo que compartir. Lo que lleva cada persona son sus experiencias, lo que te reflejan y te hacen sentir es lo que llevas tú, sanar esa parte es crucial en tu crecimiento como persona.
No se trata de ser el paño de lágrimas de alguien cuando lo está pasando mal, pero sí pararnos, tener un poco de humanidad y comprender las situaciones antes de juzgar. Nunca sabes a ciencia cierta cuál es la situación por la que la otra persona pasa, es mucho mejor extender la mano, pues nunca se sabe cuándo la vamos a necesitar nosotros.